Me gusta

lunes, 7 de septiembre de 2020

El poeta José Antonio Ramos Sucre. Inconforme de sus días en Carúpano (1900-1903).

 

     Cuando se oye hablar del poeta José Antonio Ramos Sucre inmediatamente nos conduce a la idea de un trovador venezolano incomprendido e insomne de reconocida trayectoria internacional. Algunos saben de su amplio itinerario, de su experiencia como pedagogo y de su título de Doctor en Ciencias Políticas obtenido en la UCV, todos sabemos que era poliglota, que se fue a Europa, más exactamente a Ginebra Suiza en labores de diplomático y así aprovechar su estadía para buscar una posible cura de su enfermedad nerviosa.

     Tristemente también lo recordamos por suicidarse con un medicamento llamado Veronal que usaba para intentar controlar su imperturbable insomnio que le estaba causando problemas mentales, el día de su cumpleaños ingirió una sobre dosis de esa medicina con la intención de quitarse la vida pero sobrevivió y murió cuatro días después.

     Nació en Cumaná el 9 de junio de 1890 y falleció en Ginebra Suiza el 13 de junio de 1930. Sus restos reposan en el cementerio de Santa Inés en su ciudad natal a pedido suyo.

     Su padre se llamó Jerónimo Ramos Martínez y su madre Rita Sucre Mora, quien fue sobrina del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, el poeta estudió sus primeras letras en Cumaná.

     Y aquí comienza lo curioso de esta reseña, cuando me entere quede sorprendido, cosas que uno descubre leyendo.

     En el año 1900 fue enviado a aquí a Carúpano para ser educado por su tío y padrino, el conocido y recordado presbítero José Antonio Ramos Martínez, quien empezó a enseñarle el latín y lo puso a leer libros de su abundante biblioteca.

     A el futuro amigo del también poeta de Manicuare, Cruz Salmerón Acosta, le tocaría vivir en nuestra ciudad como un monje, de la escuela a la casa y nada de juegos. De la esquina donde vivió su encierro ubicado en las esquinas de Calle Miranda con Santa Rosa puede verse el mar que fue motivo de inspiración de muchos de sus poemas. Solo con la muerte de su tío el presbítero, el 23 octubre de 1903, pudo rescatar la libertad que le fue negada desde el año 1900.

     Era un niño el poeta  cuando pasaron unos hechos históricos por estos lados, en   mayo de 1902 la Revolución Libertadora con Nicolás Rolando a la cabeza le arrebato la ciudad al gobierno, fue el momento de la famosa herida de Juan Vicente Gómez, al ser enviado por su compadre Cipriano Castro para intentar retomar Carúpano, pero esa es otra historia.

     El poeta aparte de su casa por cárcel tenía en el colegio a otro verdugo, cómplice de su tío, se trata de J.J. Martínez Mata que era el director del “Colegio Santa Rosa”, la única expresión grosera de nuestro personaje es la que aparece en la epístola citada.  

    Así recuerda su infancia en Carúpano en una carta dirigida a su hermano Lorenzo con fecha del 25 de octubre de 1929 un año antes de su muerte. Lean con detenimiento la última parte del tercer párrafo.

"Señor Lorenzo Ramos Sucre, Agente del Banco de Venezuela

Maracay

Fiel Lorenzo:

 

        Empiezo por decirte que Federico está pensionado por el Estado Sucre y que él no se aplica a los estudios. Es un hombre de sociedad y nada vulgar. Un joven tan alegre no habría surgido jamás en el presidio de casa. Observa la diferencia. Luisa puede ser hostil con los extraños, pero no desespera a sus hijos y lo ves en los casamientos de sus hijos. Por otra parte, la presencia bonancible de Ramón neutraliza la melancolía y severidad que pueda haber en Luisa. Yo no creo en severidad, mal humor, irascibilidad: yo no señalo sino crueldad y vulgaridad.

        Tú sabes que la escasa resistencia que ofrezco a las enfermedades no vienen sino de un sistema nervioso destruido por los infinitos desagrados, discusiones, maldiciones, desesperaciones y estrangulaciones que me afligieron.

        Carúpano fue un encierro. El padre Ramos ignoraba por completo el miramiento que se debe a un niño. Incurría en una severidad estúpida por causas baladíes. De allí el ningún afecto que siento por él. Yo pasaba días y días sin salir a la calle y me asaltaban entonces accesos de desesperación y permanecía horas llorando y riendo al mismo tiempo. Yo odio a las personas encargadas de criarme. No acudí a papá por miedo. El P. Ramos era una eminencia y yo no era nadie, sino un niño mal humorado. La humanidad  bestial no veía que el mal humor venía de la desesperación del encierro y de no tener a quien acudir. Yo temía a papá, quien era atento con Trinita y no conmigo. Ya ves cómo se vino elaborando mi desgracia. Suponte que yo era regañado por el Padre Ramos y regañado por la plasta de mierda de Martínez Mata porque retozaba con los niños de mi edad, a los once años, en la plaza de Santa Rosa. Es decir, yo era regañado por un acto impuesto por la pedagogía anglosajona hace tres siglos y defendido celosamente por la policía anglosajona. Habla con personas que conozcan a Inglaterra y los Estados Unidos.

        Al salir de ese presidio de Carúpano, circuito del infierno dantesco, pude salir a la calle, pero la tiranía era más severa aunque de nueva forma. Incurría en el enojo de Rita Sucre por actos de falta de atención o de fatiga de la atención y estas escenas eran tremendas y duraban meses. No podía aplacarla a pesar de mi docilidad nativa. Yo me creía obligado a dar el ejemplo de la honestidad y sólo conseguí ser un hipócrita, un mentiroso.

        Creo en la potencia de mi facultad lírica. Sé muy bien que he creado una obra inmortal y que siquiera el triste consuelo de la gloria me recompensará de tantos dolores.

        Tú supondrás si con tales antecedentes puedo yo resistir una infección imperecedera como la amibiasis. El desequilibrio de mis nervios es un horror y sólo el miedo me ha detenido en el umbral del suicidio. Uno no hace lo que quiere sino lo que le permiten las circunstancias de herencia, educación, salud o enfermedad corporal, etc. Nuestros actos son involuntarios y hasta irreflexivos.

        Ahora, yo observo que yo era más vivo que mis contemporáneos y que ellos sólo me superaban en tener hogar sedante y tolerante. Yo he sido querido, admirado, compadecido por bellísimas mujeres. Naturalmente, no he abusado de su bondad. María del Rosario Arias habló conmigo una sola vez, antes de venirme para Caracas y me recordaba afectuosamente por ese único motivo. Se asombró de mi humanidad y amenidad al conocerme.

        Yo no recuerdo a José Antonio Yépez. Salúdalo con mucha cordialidad en mi nombre. Dolores Emilia está muy satisfecha de ti y de tu gente.

        Los juicios acerca de mis dos libros han sido muy superficiales. No es fácil escribir un buen juicio sobre dos libros tan acendrados o refinados. Se requieren en el crítico los conocimientos que yo atesoré en el antro de mis dolores. Y todo el mundo no ha tenido una vida tan excepcional. Solamente Leopardi, el poeta de la amargura. Alguien ha apuntado ya mi semejanza con el lírico y filósofo italiano. Lírico es el que habla de sus propias emociones.

        Antier estuvo por aquí la importante Gladys, mi sobrina perfecta. Creo que no se fue descontenta.

        Conserva tu salud y compra una casa en Caracas.

        Te abraza tu hermano, JARS." (pàg  177)

      La he querido compartir completa por considerar que hace unas revelaciones desconocidas de su vida en nuestra ciudad.

    Sus principales publicaciones literarias están abreviadas en las siguientes publicaciones: “Trizas de papel” en 1921; “Sobre las huellas de Humboldt”, en 1923; “La torre de timón”, en 1925; “El cielo de esmalte” y “Las formas del fuego”, en 1929. En homenaje a su memoria la Universidad de Salamanca, España, creó la Cátedra de Literatura Venezolana José Antonio Ramos Sucre.

     Me gustaría leer sus comentarios.






 

   Medina, José R. «Prólogo». Trayectoria de José Antonio Ramos Sucre. En: José Antonio Ramos Sucre. Obra completa. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1989.(P. 457)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los órganos armónicos extraviados, Iglesia Santa Rosa de Lima Carúpano (Años: 1865, 1879 y 1903)

    Los órganos armónicos extraviados, Iglesia Santa Rosa de Lima Carúpano (Años: 1865, 1879 y 1903)   Las religiones, incluyendo por supu...