Las visitas del Capitán General de los
Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada a Carúpano han sido
suficientemente documentados, mucho se ha escrito sobre la estadía del Libertador
y de sus acciones, órdenes y liderazgo desde Güiria a Yaguaraparo, Irapa, Rio
Caribe, Tunapuy, El Pilar, El Rincón, Cariaco, Casanay, Guarapiche, La Esmeralda,
San José y Cariaquito, en pocas palabras prácticamente toda Paria.
Dos visitas
quedaron reflejadas en la historia de nuestra ciudad y de nuestro país.
La primera realizada del 3 al 4 de septiembre de 1814 permaneciendo
hasta el día 8 cuando se embarca rumbo a Cartagena, había llegado junto con
Mariño en el bergantín “Arrogante”.
La segunda visita,
a la cual se refieren las dos cartas que les comento, tuvieron lugar el 1 de
junio de 1816 al regresar de Haití, después de haber pasado por Margarita, quedándose
por 30 días organizando su ejército y partiendo finalmente, “… al corazón de
Venezuela a terminar la guerra” el 2 de julio. En esta oportunidad el 2 de
junio, al día siguiente de su arribo, fue cuando dio a conocer la proclama de
la liberación de los esclavos, reiterando el planteamiento hecho en 1814 en
concordancia con sus principios libertarios.
Algunos historiadores afirman que el decreto
de la libertad de los esclavos lo realizó Bolívar sobre un pequeño montículo
donde en un tiempo estuvo ubicada la logia masónica, en este documento
declaraba libre a todos los que empuñaran las armas contra la opresión
española.
La
situación del capitán Bolívar en este puerto nunca fue tranquila siempre se
mantuvo alerta, el enemigo lo amenazaba desde Cumaná o Margarita, por tierra o
mar aparte de todas las guerrillas y avanzadas que lo acosaban constantemente
por todos los flancos.
Referencia aparte, fue la situación adversa
que enfrento en Carúpano arriba donde los españoles contaban con numerosos
seguidores, los realistas se movían con comodidad por toda esa zona llegando a
Canchunchú y trasladándose por caminos montañosos hasta lugares como Cariaquito
y San José.
A continuación comentemos las
cartas:
"Carúpano, junio 28 de
1816.
Al Comandante Piñango.
Reservado.
Acabo de recibir el oficio de V. (usted) de esta fecha. Por las noticias que he
tomado del posta creo que sólo en alguna pequeña partida que ha entrado a
Canchunchú que sería muy conveniente atacar para destruirla o tomarle por lo
menos algunos prisioneros que nos informen de la situación del enemigo. Marche
V., pues, hacia allí, ocultando cuanto sea posible de su movimiento, para ver
si logra sorprenderla esta noche.
Mañana, luego que haya V. descubierto el campo, o
acabado de perseguir la partida enemiga, volverá a la posición que actualmente
ocupa, y me dará parte del todo.
Los tiros que ha sentido V. por la espalda deben ser
de una partida que destaqué esta mañana a Carúpano arriba a tomar víveres, y
seguramente se están divirtiendo en matar a balazos los cerdos que han
encontrados.
Dios, compañía.
El destinatario de la misiva era el
teniente coronel Francisco Piñango. Este militar había estado destacado en Güiria
de donde regreso con los refuerzos llegados pocos días antes al cuartel general
por órdenes de Simón Bolívar. Se equivocaba el Libertador, no era un sacrificio
de los cerdos a balazos lo que ocurría, eran los enemigos que merodeaban muy de
cerca. En la segunda epístola se nombra a la hoy populosa comunidad del sur de
Carúpano y fue dirigida al comandante Teodoro Figueredo, que dice:
"Cuartel General de Carúpano, a 29 de junio de 1816.
Jefe Supremo de la Republica, Capitán General de los
Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada.
Al Comandante del Escuadrón de Caballería de la
Guardia de Honor, Teodoro Figueredo.
Se me acaba de dar parte de que por Canchunchú se
oye un tiroteo que se acerca más y más a este Cuartel General. Como V. (usted) puede ser cortado si el enemigo viene por esta
dirección, tendrá el mayor cuidado, y si continúa el fuego, o sabe V. que el destacamento del Comandante Piñango se
retira, lo hará V. también sin la menor dilación pero procurará traerse los
caballos y cuanto le pertenezca.
Salud y libertad.
En pocas palabras estos oficiales
patriotas deberían retirarse hacia la comandancia en caso de verse seriamente amenazados
lugar en donde se encontraba el Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y
de la Nueva Granada, nuestro héroe no había podido terminar de reunir su ejército
ni tan poco conseguía unir a los pardos y criollos para la lucha por obtener la
independencia.
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