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martes, 13 de octubre de 2020

Estatua de Cristóbal Colon inaugurada el 10 de junio de 1894

 

 

 

 

A finales de la década de los setenta egrese como bachiller del “Liceo Simón Rodríguez” a esta histórica institución  le pasa  por el frente la marinera calle Güiria que se desliza desde el mar Caribe, en el sector conocido como Guayacán de los Pescadores y atraviesa la ciudad hasta besarse perpendicularmente con el Cerro  El Calvario,  montaña muda y testigo de las luchas violentas del siglo XIX y XX, refrendaría ejemplar de lo que ocurre y ocurrió en el centro de esta ciudad marinera cruzándose al final con calle el Calvario. Calle Güiria toca suavemente la Iglesia Santa Catalina de Siena, por su lado norte igual lo hace con la Plaza Colon ubicada al frente.

    Parte de mi formación escolar la obtuve en un colosal colegio que lleva por nombre “Grupo Escolar Republica de Haití”, su fachada principal da hacia la Av. “Independencia” la cual pasa también por la plaza Colon. Buscando en mi memoria recordé que los dos primeros grados los estudie en el “Colegio San José” o “Escuela de las Chuchas” ubicado en las esquinas de calle “Las Margaritas” con calle “Carabobo”, esta última separa la Plaza Colon de la Iglesia Santa Catalina. La educación, no solo la mía, transcurrían más o menos así, con esta ubicación geográfica para casi todos los jóvenes de la época.

     Las iglesias históricamente  constituyen en el centro cívico, cultural, comercial y político de las ciudades. Carúpano posee dos, ya nombre una, la otra es “Santa Rosa de Lima”, elevada a basílica menor hace pocos años. Al frente de la Iglesia “Santa Catalina” se ubica la plaza del mismo nombre donde la sociedad colombina decidió con todos los permisos del gobierno de la época la colocación de una estatua que representaría al  almirante Cristóbal Colon, como homenaje a uno de sus connacionales Corsos,  ellos  afirmaban que el navegante había nacido en Córcega, como lo señala el historiador, Carlos Viso en su artículo titulado: “Porque una estatua de Colon en Carúpano”, publicado en el Diario de Sucre el 4 de noviembre de 2007 y donde señala:

” En Córcega existe una arraigada tradición de que Cristóbal Colon era nativo de esta isla Mediterránea puntualizándose la ciudad de Calvi como el lugar preciso de su nacimiento. Esta creencia fue reforzada con la firma de un decreto de fecha 6 agosto de 1882 por parte del presidente de la Republica de Francia Mr. Jules Grevy aprobando la construcción de una estatua “Del Almirante”…” en verdad en Calvi solo se termino colocando una placa donde consideran los corsos que nació Colon” (p. 116)

    

    Sin embargo, en Carúpano si pudo concretarse la instalación de una estatua que termino siendo encargada a Leopoldo Morice creador también del “Monumento a la Republica” ubicado en la plaza del mismo nombre en Paris, Francia. El autor fue condecorado con el busto al libertador en su cuarta clase, como fue  reseñado por el periódico “La Mariposa”, de Carúpano el 8 de abril de 1893.

    Esta estatua mandada a construir por los corsos representaba para ellos la más grande manifestación de amor por la ciudad, la región y el país que ellos tomaron como segunda patria, desde ese momento la plaza se llamaría como hasta el sol de hoy Plaza Colon.  

     Cristóbal Colon instalado con sus dos metros y medio de alto  en bronce pulido sobre un pedestal de mármol inaugurado ya formalmente el 10 de junio de 1894 a las 4 p.m como lo señala el diario “El Memorándum “en su número 14 de ese año, el Presbítero José Antonio Ramos Martínez (autor de Hechos Notables de Carúpano. Tip. Emp. El Cojo. Caracas, 1911)  tío del poeta José Antonio Ramos Sucre que vivió en esta ciudad, fue el encargado del discurso de orden, desde ese momento ha sido el navegante testigo mudo, silente y permanente de: terremotos, ciclones, del paso del tranvía por su lado el Sr. Domingo Pieri propietario en ese momento  del tranvía puso a la orden los vagones para su traslado, situación que no sé si se terminó llevando a cabo.

     Marineros y sus amadas esposas caminaron por  sus calzadas (primero eran de barro)  y aceras. Humildes transeúntes y estudiantes alborozados gritamos y bailamos en los carnavales, cuyos desfiles transcurrían por la plaza, por calle larga, como también la llamaban antes de bautizarla “Independencia”.

    Desde el barrio de “Tío Pedro” en el puerto desfilábamos con veinte, treinta comparsas, acompañados de Humberto Angrisano descendiente de corsos y principal, artífice de la proyección y fundador de los carnavales internacionales, nuestro amigo Toribio “Billo”  Hernández con sus diversiones, los gigantes muñecos cabezones y siempre al frente alguien levantando el cableado, para que no lo rompieran, las carrozas de las colonias europeas, españoles, italianos, árabes. Los steel bands trinitarios, el cacharrito y las candidatas, el hombre orquesta, Augusto Da Silva, el portugués apodado luego “el eléctrico”, las pequeñas orquestas móviles apodadas “sudabolas” a fuerza de maracas, cuatro, violín y acordeón sonaban y la gente bailaba alegremente, tantos personajes. Todos absolutamente todos pasaban por la Plaza Colon.

    Los generales José E Acosta, Nicolás Rolando, los hermanos Ducharne,  Juan V. Gómez y Cipriano Castro todos sus hombres dispararon y cuando emboscaron o fueron emboscados Colon los vio y callo. En los momentos en que los  jóvenes revolucionarios carupaneros repartían volantes, pegaban afiches y gritaban “Libertad” fue siempre la Plaza Colon un lugar de reunión de vanguardia y retaguardia, de citas de amor, de políticos. En  el carupanazo los aviones lanzando panfletos, pidiendo la rendición de la ciudad y disparando sus proyectiles estos rasgaron el aire de la plaza alborotando palomas y todo tipo de aves.

    Mientras los fotógrafos se ubicaban en una esquina de la iglesia con sus cámaras sostenidas en trípodes con sus telas oscuras por encima de sus cabezas hacían fotos en la plaza y beodos entraban y salían al Bar El Volante y el Roma. Tomabas el taxi de la Línea Colon, siempre estaban prestos los choferes a llevarnos  o buscarnos a dónde Ud. lo solicitara.

     El que podía comprar un automóvil Ford (Galaxie, Falcón) se paraba en la esquina perpendicular al  Banco Unión y observaba su futuro carro, nosotros humildes caminantes nos sorprendíamos con la belleza de aquellos modelos, si miran con detenimiento todavía está el aviso vertical donde se observa en tenues letras rojas la palabra Ford. Más adelante en otra esquina de las  que rodean a la plaza estaba la oficina de la línea aérea Aeropostal.

    Los primeros buses que venían y salían de Carúpano para Caracas también tenían como terminal los alrededores de la plaza.

   Cuando un carupanero da algo por cierto dice” hay sí, Colon”. Para nosotros eternamente la plaza se llamara Colon.

   Gracias por leerme, espero sus comentarios.

Bibliografia.

 

Martell A. (2008). Sucre fascinante. Centro Unesco Amigos de la Herencia Cultural del Estado Sucre.

 


 

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