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jueves, 24 de diciembre de 2020

Los náufragos dentro de la botella ( Diciembre 2020 )

 


 

Urgente, no necesitamos ayuda, somos los náufragos de un navío con una valiosa carga de felicidad, no importan nuestras coordenadas. Lo que disfrutamos mirando desde dentro de esta botella nos hace sentir en otro mundo, es nuestra nave un submarino o a veces un hermoso velero viajero, sin timón, sin rumbo y sin motor, las corrientes y los vientos del mar nos llevan a todas partes, las maravillas que miramos tripulando este bello barco, brillante, encendida e iluminada por las estrellas fugaces, no dejan de impresionarnos. Queremos seguir soñando y rogamos que nunca se afloje el corcho de la garrafa y que jamás choquemos con una montaña de hielo. Esquivamos milagrosamente la quilla de un barco pirata, las balas de un acorazado en fuga y los remos del humilde bote de un pescador playero temiendo que nos mande al fondo del mar. Eludimos anzuelos, anclas y cadenas. Escapamos por agujeros de las redes verdes y azules Hemos esquivado arrecifes de coral no sin antes contemplar sus bellezas, todos aquí estamos asombrados por las tortugas de mil colores, el peinado y despeinado de las algas, miles de caballitos de mar han besado nuestra botella, las estrellas irradian su luz para la tripulación marinera y su capitán a la deriva por los mares del planeta. Sirenas tricolores dejaron de cantar al vernos pasar, nos observaron sorprendidas y algunas hasta sonrieron y nos guiñaron sus ojos. Fuimos por ratos a la superficie y tomamos el sol, nos sumergimos en las noches oscuras de precipicios marinos y descubrimos luces fosforescentes que nos hacían señas. Los delfines y los peces voladores nos guiaron cuando nos perdimos y las gaviotas se posaron a descansar sobre nuestro transparente navío viajero. Salimos ilesos de tormentas y tifones, luego descansamos mecidos por olas tropicales bajo la sombra de algunos cocoteros en arenas blancas sin huellas. Con nuestros catalejos y antigua brújula logramos ubicar y mirar la estrella de Belén. Si encuentran esta botella y leen este mensaje aseguren bien el tapón de corcho y sin temor arrójenla al mar que queremos seguir viajando. 

Este cuento va dirigido a los niños y no tan niños, especialmente a mi nieta Miranda, mi nieto José Cordero Arrocha y a mi hijo menor Diego, como regalo de navidad.

Los quiero a todos saludos

Moisés Arrocha González. Carúpano 24 de diciembre de 2020

 


 

 

 

sábado, 5 de diciembre de 2020

Título: El Profanador Autor: Moisés Arrocha González (año 2020)

 

Esta entrada del blog  se sale de la historia de Paria pero me parecio interesante espero les guste

Con el cuento titulado “El Profanador” decidí  concursar en el sexto certamen literario de la revista “Nyctelios”  que pertenece al Círculo Lovecraftiano & Horror y en al semanario “El Ojo de Uk”, en México. El veredicto está previsto para este 19 de diciembre, con tres primeros lugares,  las obras deben pertenecer al género de horror/terror, la extensión de las mismas deberá ser de un mínimo de 600 palabras y un máximo de 1000. Los trabajos deberán publicarse en la página de Facebook del concurso: facebook.com/events/258037342174177. Aquí pueden leer todos los cuentos.

Lo que más me llamo la atención de este concurso, es que el público y los escritores tienen acceso a los cuentos, es abierto, no como otros donde la lectura es privilegio del jurado. Si usted es amante de la literatura y desea concursar o informarse les recomiendo que visiten la  www.escritores.org, es la página más completa sobre el tema. Espero les guste y como siempre pendiente de sus comentarios, saludos.

 



 

 

Título: El Profanador

Autor: Moisés Arrocha González

    

    En una antigua ciudad de una península olvidada, con noches oscuras, corría entre sombras y caminaba por las calles desperdiciando la luz  intermitente de las lámparas de querosene, el campo santo tenía senderos que solo él conocía, en el día como un paisano más asistía a las exequias y a las ceremonias de muertos, detallaba sus atavíos, no discriminaba si eran hombres, mujeres, niños ni ancianos, políticos, militares, curas ni doctores.

    Armado de una oxidada picota, un afilado puñal y una pobre pala, alumbrado por segundos con el reflejo del faro del puerto, desnudaba y desmembraba cuerpos, de vez en cuando era minero de calaveras buscando oro en bocas con gusanos, a veces en organismos putrefactos y malolientes.

    Sus clientes eran connotados sabios, médicos y hasta sastres poco honrados. Incluso un músico compro una tibia para confeccionar una flauta.

    Por la ventana de su pocilga entraba el aire, el olor a salitre y la lujuria, la brisa movía con suavidad la sucia cortina cómplice del desbaratado camastro, sin ninguna baratija exótica en su cabellera.

    No permitió de su mujer explicación alguna, ni una palabra, del amante jamás se supo nada, ella recibió una sola y certera puñalada con la navaja sucia de su trabajo.

     Asesino a su esposa y busco un lugar por todo el cementerio con una antorcha de las que alumbran a los iniciados, piso sobre tumbas cóncavas o convexas. Sus quejidos trágicos espantaban sirenas y sus cabellos se enredan en negras algas enlazados con corales, en el huerto del señor le esperan huestes enteras de larvas putrefactas, hervidero de gusanos. Con su boca abierta, la mirada de la que hasta ayer fue su amada tiene ahora un atisbo burlesco sus ojos semicerrados parecieran contemplar a un bufón sin reyes. En sus manos quedaron mechones, fragmentos de piel enredados entre sus dedos crispados.

    Ahora es el quien huye por encima de cruces profanadas, sin derrotero en su sanguinaria fuga, los búhos se alarman en la noche despiadada y casi nostálgica. La vieja iglesia deja oír sus campanas hablando antiguos idiomas olvidados. No podrá huir de los jueces de los muertos ni de los dioses de las tinieblas.

    El poeta es un sabio que lo descubrió todo, sabe quién es la víctima que flota a la deriva entre las olas y conoce al asesino en ciernes, ha visto en su rostro una calavera negra.

    Un cetáceo surgido del inframundo busca el cadáver en el encrespado mar para desaparecerlo en sus entrañas y mira por la playa escudriñando al asesino, peregrino arrepentido que ahora escruta su fosa. El poeta lo escucha rezar y disuade a su dios del perdón, aves negras majestuosas revolotean sobre el lugar. Un hombre con barba y una mariposa negra lo espera pacientemente.

    El juglar anudo por las piernas al hombre a plateados saurios que lo arrastraron por el lugar, llevaba en una mano la pala y en la otra la picota, dejando un extraño rastro en el suelo al ser tirado, el puñal desgarraba sus entrañas que saltaban en pedazos por  toda la necrópolis. Un río de dolor, maldiciones, lágrimas, pesadillas y gemidos se sentía en la bruma de la noche, ahora era la carne de su cadáver la que se esparcía por todas partes.

    Sola vago por unos días la hermosa y avergonzada  hija del profanador recogiendo las flores inanimadas de fuego del cementerio, seguro era la diosa de las muertes iracundas antes que la hiciera mi mujer y escribí para ella los poemas más sombríos.

    En la playa, el poeta y la hija del profanador miran a su hijo jugueteando con la pala y la picota en la arena. Las olas lo tocan suavemente como un leve sueño. 

Autor: Moisés Arrocha González



jueves, 3 de diciembre de 2020

Recibimiento de Cipriano Castro en Carúpano (1 de mayo de 1905)

 

Con motivo de la visita que efectuó en esos días a nuestra ciudad el presidente Cipriano Castro después de “pacificada Venezuela” por los combates de la revolución Libertadora (1901-1903) y que tuvieron en Carúpano uno de sus más encarnizados escenarios donde como recordemos hirieron en una pierna Juan Vicente Gómez, única vez en su vida, por cierto, quien a la larga quedaría con el “coroto” (gobierno) durante 27 años (1908-1935).

Describamos los acontecimientos, haciendo un resumen lo más completo posible, al final aparece la referencia de donde tome la información para dar los merecidos créditos al autor del texto y además de servir como guía a quien los requiera.

     El presidente del Estado, así era como llamaban al gobernador en esos años, nombro para tal efecto una junta conformada por ciudadanos civiles y militares con el propósito de organizar el inusual agasajo.

    Los actos festivos por la llegada de C. Castro se desarrollaron de acuerdo con el programa siguiente:

    Desde el cerro La Vigía se realizó el anuncio de la llegada del navío “Delta” y los vapores “Manzanares” y “Bolívar” los cuales conformaban la flota que trasportaba al presidente.

    Estaban invitados a asistir al puerto todas las autoridades nacionales, estadales y distritales, la ciudadanía y los gremios, entre estos por ejemplo, se encontraban los miembros de la logia “Virtud y Orden 22” y todos los masones de la ciudad, para dar carácter de fiesta al “patriótico festival”.

    Con una salva de 21 disparos de cañón se dio la bienvenida al máximo magistrado. Seguramente debieron quedar cañones y balas de la última guerra civil que tuvo entre sus líderes al ahora ilustre visitante.

    El general Carlos Silverio, de quien se dice que el apellido original era en francés Silvereaux, jefe castrense de la ciudad fue el encargado de todos los honores por su elevado rango militar y político.

    En la búsqueda llevada a cabo con la finalidad de complementar y enriquecer el artículo en lo concerniente a este oficial encontré los datos siguientes, pero no puedo afirmar con seguridad que es el mismo personaje, por su edad es posible que se trate de C. Silverio. Era originario de Coro, nacido en el año 1844, falleció cuando tenía 70 años en Caracas en 1914. Combatió en la Guerra Federal al lado de Juan Crisóstomo Falcón y en la Revolución Liberal de Abril de 1.870 participó acompañando a su máximo líder el General en Jefe Antonio Guzmán Blanco.

    Inmediatamente que el buque fondeo en el puerto la junta directiva subió a bordo a darle la bienvenida para acompañarlo a la sede de la aduana, de la que ya hemos hablado y visto fotos en otras de las entradas a este blog, en dicho lugar tomo la palabra el Doctor José Jesús Russian como rector de la comisión y luego acompañaron al Presidente todos los ciudadanos caminando hasta la “mansión” de la familia del señor Prospero Carrasquero ubicada en las cercanías de la plaza “Colon” donde también se ubicaba el mercado (1885) con un gran patio interno y su “pila” de agua además de la firma comercial Lucca y la casa de los Benedetti.

     Aquí vale la pena realizar un punto y aparte, cuando se construía esta casa, la del señor Carrasquero, se guardó en ella el pedestal de granito en el cual se colocaría la estatua de “Colon” y que llego de Europa con meses de retraso, pero ya se había usado otra, el destino de este es un misterio de nuestra ciudad, jamás se supo donde fue a parar.

    Continuemos, no se sabía exactamente cuántos días duraría la visita, por lo cual no se pudieron organizar con antelación muchos actos más, sin embargo lo primero que se realizó fue un Te Deum en nuestra iglesia parroquial (¿Santa Rosa?).

     Con la presencia de C. Castro, su amigo el general Clodomiro Sánchez, invitó a un “Garden-party” (fiesta de jardín) al benemérito, en el local del Círculo Francés que fue fundado en 1883 ubicado en calle Carabobo funciona el estacionamiento de “Funda Bermúdez”, por otro lado los comerciantes lo invitaron a un banquete y en los salones de la aduana se ofreció un baile organizado por los generales Clodomiro Sánchez, Carlos Silverio, Manuel Larrazábal, Eduardo Mata y José Antonio Cárdenas, por supuesto también se dio una recepción decretada por el Concejo Municipal y por último un paseo de campo por la propiedad de la familia Massiani en Macarapana.

    Claro esta se invitó para “tan extraordinario suceso” a todo el pueblo a demostrar su amor y alegría por la primera visita de un presidente de la república a Carúpano, el hecho ocurrió el 1 de mayo de 1905.

    La junta organizadora del recibimiento estuvo conformada por las siguientes personalidades de la época.

    Presidente, J.J. Russian. Vicepresidente, F. J. Lajee. Tesorero, Juan Santos Orsini. Secretario, Santos Erminy. Vocales: Clodomiro Sánchez, Manuel Larrazábal Tirado, Eduardo Mata, J. A. Cárdenas, Vicente Giullani Franceschi, José María Navarro, Próspero Carrasquero, Francisco Requena.

    Muchas de estas familias corsas serian expulsadas de Paria en el año 1908 por el propio C. Castro, este hecho puede ser tratado en el futuro próximo en otra reseña.

 Sin duda alguna la visita del “cabito” fue todo un acontecimiento histórico, si usted detalla los apellidos nombrados muchos de ellos, después de 115 años nos son comunes.

    Nos vemos pronto espero sus comentarios, gracias por leerme.

 

 

 

 

 

 Tomado de: El Restaurador, de Carúpano 6 de mayo de 1905

 

 

 


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