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domingo, 11 de octubre de 2020

Combates en las calles. Cuartel General de Carúpano, 25 de junio 1871

 

Cuando se presenta la oportunidad de conversar sobre los hechos ocurridos en nuestra ciudad y surge el tema de las guerras civiles, conquista, colonia o independencia pocos conocen cuantos combates se dieron en nuestras veredas, lomas y litorales del puerto o cercanas a Carúpano. Los cerros; El Calvario, El Fortín, La Vigía. Las calles; De La Independencia, Carabobo. Las playas; El Muelle, Tío Pedro, Playa Grande y muchos otros lugares.

    En esta oportunidad trataremos un personaje de mucha importancia para la historia nacional, regional. Carupanero, protagonista un poco olvidado por su pueblo, el General José Eusebio Acosta (14 de agosto de 1814-25 de abril de 1885). La información que aquí usaremos fue tomada de la biografía escrita por el Doctor Aníbal Dominici y cuyo libro fue impreso en Caracas en 1883 por la empresa de Antero Hermanos. Fue Acosta Gobernador del Gran Estado Bermúdez (Sucre, Monagas, Anzoátegui) fue propuesto como Ministro de Guerra y Marina. Su cuerpo yace enterrado en la Iglesia de Santa Inés de Cumaná el 29 de abril de 1882.

     Esta ciudad, como todas las fundadas por los españoles tiene un diseño reticular, donde la plaza y el templo juegan siempre un papel central, la Iglesia y la Plaza de Santa Rosa son las protagonistas de la nuestra, la calle de La Independencia pasa por el frente viniendo dese El Puerto hasta El Mangle en su zona sur. Otras calles la atraviesan de manera perpendicular en sus casi tres kilómetros. La verdadera esencia pueblerina nuestra está confirmada desde su fundación en Carúpano-arriba en trabajo, lucha, oración y eternidad.

    Entremos en el tema de este artículo

    Después de la muerte del libertador todo se vuelve un caos entrando en un largo conflicto de cinco años conocida como la Guerra Federal (1859-1863) entre conservadores, también llamados “godos” u “oligarcas”, liderados por José Antonio Páez y liberales representados por Antonio Leocadio Guzmán. Las acciones aquí descritas ocurrieron bajo el primero (1870-18779 de los tres mandatos de Guzmán Blanco, cuyo nombre completo era Antonio José Ramón de La Trinidad y María Guzmán Blanco. Describe Aníbal Dominici:

“…Ducharne se había movido de Tunapuisito  con todas sus fuerzas llegando a las 4 am al caserío de Cusma sabido todo esto se ordenó que el coronel Sulpicio a la cabeza de 50 hombres, tomara la vía que conduce a Carúpano-arriba para inspeccionar y dar avisos oportunos sobre las evoluciones que practicase el enemigo…ocupaban ya las alturas que dan al sur de la población.”

    Con cuatrocientos hombres después de dividir sus tropas en un combate acaecido en la población cercana de Cariaquito reorganizándose en las serranías y luego ataco a Carúpano por las montañas bajando por Cusma lo que permitió que en pocas horas los “godos” fueran dueños de casi la mitad de la ciudad. 

“…ocupada  por el enemigo  la altura del Calvario, el General Jefe llevo personalmente 25 hombres los cuales dejo posesionados  en las casa de la calle Raviche de donde hacían seguros tiros sobre el Calvario.”

    Y aquí entra en juego la experiencia del general Acosta para enfrentarse casi cara a cara con un veterano enemigo (guireño) el General Ducharne. El cerro del Calvario está en pleno centro de la ciudad y desde este lugar se tiene dominio visual de todas las calles del centro hasta el mar, me queda la duda si la calle Raviche es la misma calle Güiria que va a dar hasta  Guayacán en la orilla del mar. En esta situación eran los “godos” los dueños de calle De la Independencia.

“Dos horas habrían transcurrido en incansable batallar sin que la victoria se decidiese por ninguno de los combatientes cuando el General Jefe… subieron al cerro de la “Campana”, desde se ordenó que los mencionados jefes ocupasen a viva fuerza las alturas situadas (capturadas) al Sur de la población y cargasen vigorosamente al enemigo, que aún era dueño del Calvario y había logrado ocupar la calle de Raviche la casa balcón del señor Massiani y otras casas más que convenientemente habían aspillerado.”

    A estas alturas de los combates, algunos enfrentamientos eran de hombres contra hombres a machetazos, la gente de Ducharne tenía controlada la ciudad hasta la Iglesia Santa Rosa, como dice el fragmento anterior, se habían adueñado de la casa de los Massiani lo que es hoy la sede del Museo de Carúpano. Cuando señala que las casas habían sido aspirilladas significa que se abrieron en sus paredes ranuras para colocar las armas y disparar desde esos puntos.

    En cuanto al cerro de la Campana debemos preguntarnos si será el mismo que hoy conocemos como ¿el Papelón?

    La contraofensiva se inició cuando tras  la orden de tomar esos puntos a como diera lugar y con “vítores a la federación” se tenía que reconquistar dicho cerro, a la cabeza de esa operación se colocaron los generales José I. Gutiérrez, y Santiago Bastardo Fuentes y los coroneles Pedro Julián Acosta, Sulpicio Gutiérrez y Pedro Guevara, sin embargo esta operación costó la vida al Coronel Manuel S. García. Lograron recapturar también el Calvario con lo que los hombres de Ducharne comenzaron a batirse en retirada dejando atrás un gran número de muertos y heridos.

    El parte de guerra es una triste confirmación de lo que ha vivido Carúpano a lo largo de su historia, el autor continúa haciendo un recuento de los muertos, heridos y prisioneros de ambos bandos así como el parque capturado al enemigo.

    Los caídos del bando de Ducharne señala que fueron los coroneles: Luis González, Juan Cordero, primer comandante Aniceto Villarroel y Aniceto Tineo y los capitanes Cándido Brusco, Luis Mujica, José María Fusco y los soldados abatidos se calculan unos treinta y uno, la lista de prisioneros es  todavía más larga. Era común en esas situaciones que muchas tropas cambiaran de un bando a otro.

    Por la otra partida, la del General Acosta, fallecieron los Coroneles Manuel S. García, Feliz Sierra Martínez, Teniente Manuel Brito y nueve tropas.

     Además pudieron, tomar del enemigo cuatro cajas de pertrechos, treinta y tres fusiles, veinte cananas, cuatro espadas, tres revólveres y varias bestias.

    Cuando uno lee estos informes de guerra logra entender porque todavía hay quien encuentre enterrado en el fondo de una casa antigua o en una montaña cercana armas o elementos y herramientas militares seguro que algunos de quienes leen estas líneas han visto espadas, balas y grillos “de bola y cadena” que la gente atesora en sus viviendas, cuando en verdad son patrimonio de la ciudad y su historia deberían reposar en nuestro Museo resguardados y cuidados como debe ser. En total en esta batalla la cantidad de fallecidos está en el orden de los cincuenta, no se nombran bajas civiles.

    Gracias.


 

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